HISTORIAS

Sobre mi

 

 





Hola, soy Fernando Ramírez (Ferez). Soy licenciado en la carrera de Ciencias de la Comunicación, aficionado a la fotografía, he sido locutor de radio por internet y guionista para varios proyectos. Desde hace más de una década escribo novelas y relatos. Te invito a leer algunos de ellos aquí en el blog. ¡Espero te agraden! 

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¿Y las demás historias?

No entres en pánico. Tus historias favoritas están siendo corregidas y actualizadas. Pero no te preocupes, estoy tratando de ser lo mas rápido posible para que puedas disfrutar de ellas en breve.

Es por esa razón que he estado subiendo nuevas historias, quitando otras para corregir, subiendo relatos e innovando portadas de las historias.

Te invito a leer lo nuevo que se esta subiendo y compartir o comentar las entradas.

Suicide Dream [Relato corto]





PARTE 1
Un sueño de libertad

No hace mucho éramos libres de verdad.
Es cierto, vivíamos atados a un trabajo despreciable, a los estudios y a las obligaciones, pero al menos teníamos sueños. Tantos aquellos que descansan el alma como el cuerpo.
Solíamos trabajar una jornada que ahora nos parece razonable pero que antes nos parecía una broma de mal gusto. Al menos antes después de trabajar por ocho horas, podíamos llegar a nuestros hogares y dormir. Descansar y soñar. Teníamos un escape al cansancio, incluso diría que aquellas horas de sueño nos daban esperanza. Ahora la esperanza de poder soñar nos hace seguir adelante día tras día.
Quizás para este punto, si no me he explicado bien, deberás estar confundido. Te explicare mejor.
Antes soñar y descansar era gratis. Ahora, para ello necesitas pagar. Ridículo ¿No? Lo sé, pero a esto hemos llegado. Hubo un tiempo donde la humanidad entera dejó de ser productiva, nos dedicamos más al ocio en internet y televisión que, dicho sea de paso, aún pagamos por mirar los 5009 canales de tv internacional, que el gobierno.
Tanto mi país como el resto impusieron nuevas reglas para que la humanidad no se fuera en quiebra. Que si, que es difícil de creer, pero debes de creerme. El índice de obesidad y enfermedades relacionadas con esta aumentaron por la poca movilidad que nos brindaba los trabajos en casa que en algún momento de la historia fueron el hit de las nuevas generaciones.
Nos preocupamos tan poco por nuestro ecosistema que la mitad de las especies desaparecieron en pocas décadas, es decir, ahora es pena de muerte tirar una basurilla por ahí, pero en el pasado a nadie le importaba un poco de basura en la acera.
Usábamos automóviles para caminar metros, contaminando al mundo. En pocas palabras dejamos a un lado el equilibrio entre la despreciable especie que somos y el resto del mundo por holgazanes y más. ¡Si ni siquiera teníamos en cuenta nuestra natalidad provocando un desabasto de recursos!
Pero eso cambio cuando Dreamweaver salió a la luz.
Un dispositivo de nanotecnología que nos implantan al cumplir dieciocho años. Este dispositivo fue el verdadero monstruo debajo de la cama por así decirlo. Es una metáfora si lo pillas, a los niños del pasado les atemorizaba un monstruo debajo de la cama, ahora nos atemoriza un pequeño chip que nos impide soñar y descansar con libertad
Dreamweaver evita que durmamos de forma natural, no es una droga como la cafeína para mantenernos despiertos
Nos mantiene despiertos con pequeñas descargas eléctricas en nuestro sistema nervioso.
A partir de su uso, el mundo ha cambiado. Trabajamos todo el día para acumular horas de sueño y descanso.
Cada tres horas de trabajo equivalen a una hora de sueño.  Eso quiere decir que por una jornada de doce horas dormimos 4 horas
Eso nos ha permitido avanzar rápidamente en nuevas tecnologías y recuperar un poco el mundo que estábamos asesinando.
Hemos logrado clonar a la mayoría de las especies que habíamos extinguido y el ecosistema ahora se mantiene en equilibrio, nuestra natalidad ha llegado a un límite y por cada día hay 317 440 muerte en el mundo.
Porque sí, el chip de Dreamweaver también es una bomba de tiempo, entre menos trabajes, menos dormirás y más cerca de la muerte uno puede quedar.
A decir verdad, es práctico. Uno debe descansar al menos cuatro horas diarias para mantenerse saludable junto con los suplementos alimenticios que el gobierno nos obliga a tomar en cada comida.
Si no trabajas, no duermes, no recibes suplementos y en cualquier momento alguien puede elegirte para ser reemplazado por un bebé nuevo que dentro de dieciocho años ocupara tu lugar laboral.
Esto no es vida. Y menos si tienes familia, ellos dependen meramente de tu jornada de trabajo, las mujeres mantienen la casa, pero su trabajo no se toma en cuenta para aumentar las horas de sueño de la familia. Es por eso que hoy he tomado la decisión de suicidarme mientras trabajo, moriré en un accidente laboral.
No porque odie mi vida, no la odio, tengo familia e hijos, pero en este nuevo mundo si muero en horas de trabajo, el gobierno dará una prórroga de seis meses para mi familia. Dejando a mis hijos fuera de este infierno mientras el plazo caduca. Leonor, mi esposa podrá conseguir un empleo libre de Dreamweaver y encontrar la manera de sacar de aquí a los chicos. Según se a las afueras de la ciudad, atravesando el bosque y lejos de los límites de esta ciudad, ahí donde los alcances del gobierno pierden todo poder hay un grupo de refugiados, exiliados por así decirlo, ahí estarán seguros, puesto que el chip deja de funcionar llegando a los límites del bosque, no podrán seguirla más allá de este.
Esa es la esperanza que nos ha dejado el no soñar. Curioso pero cierto.
Trabajo como reportero en uno de los periódicos más importantes de la ciudad, y antes de que te lo preguntes, el papel que usamos para publicar, es meramente reciclado, debo de subir al helipuerto para cubrir una nota, no entraré en detalles, pero tiene que ver con nuevos reglamentos del uso del chip, pero como yo pienso morir hoy no pienso poner atención, a lo que si pongo atención es a cómo moriré. He pensado que podría caer del helicóptero mientras sobrevolamos la ciudad. Eso sería muy convincente y factible.
Incluso le he pedido a Key, mi amigo y camarógrafo que me ayude a suicidarme de forma que parezca un accidente laboral, el por supuesto no está a favor de mi decisión, es joven y no entiende el dolor que es saber que algún día tus hijos no podrán dormir porque no cumplieron las horas de trabajo, pero aun así lo hará.
Sobrevolamos la ciudad y decido hacerlo antes de cubrir la nota, pero Key me ha pedido que sea mejor después de cubrir el reportaje, ya que si no logra el cubrir la nota también le quitarán horas de sueño. Así que decido hacerlo al regreso.
La nota habla sobre el nuevo régimen, ahora tras una larga lucha por tomar en cuenta las horas laborales de las amas de casa, los hijos de esta podrán dormir más aun cuando cumplan la mayoría de edad y no tengan un empleo Esto me alegra pues Leonor podría darles más horas de sueño si no logra sacarlos de la ciudad tras mi muerte.

“las horas laborales se contabilizarán desde el nacimiento de las mujeres que hoy ejercen como amas de casa y serán diferidas en plazos de descanso para sus descendientes aun cuando estos hayan cumplido con la mayoría de edad"

Han declarado, eso significa que con mi muerte y las horas que Leonor lleva trabajando como ama de casa podrá darle más horas de descanso aun si no salen de la ciudad.
Leonor me había hablado de eso antes pero no le creí. Tal parece que les ira bien tras mi muerte
Tras la cobertura hemos tardado un par de horas más en regresar al periódico.
Intento no estar nervioso y enfocarme en los beneficios que le daré a mis hijos tras dejar este mundo. Subo al helicóptero y espero a alcanzar una altura adecuada. Mientras ascendemos pienso en mi mujer y mis hijos, para darme valor. Al alcanzar la altura le doy la señal a Key y él asiente, es el momento. Me desabrochó el cinturón, mientras veo la ciudad por mi costado, el helicóptero no vuela demasiado alto y las puertas no las han cerrado por qué no hace falta. Key respira y se prepara. El provocará mi accidente.
Un segundo antes de que se ponga en marcha noto una vibración en mi pantalón, es el celular. Key se detiene y yo miro el número de contacto.
—Es Leonor—digo y le pido un momento, esta es la última oportunidad de escuchar su voz—¿Qué pasa cariño?
—No lo hagas —le escucho pedirme entre llantos
—Tengo que, ya lo habíamos acordado
—No lo hagas, no vale la pena —me responde he intento contestarle que debo hacerlo por su bien y el de nuestros hijos pero ella me impide decir palabra alguna— no tienes que hacerlo tú, tu debes sacarlos de aquí, con mis horas de trabajo como ama de casa les daré más tiempo para que huyan, lo he calculado ya, si yo muero ahora, tendrán cinco años y medio sin el jodido chip después de que cumplan la mayoría de edad—me asegura entre llantos y yo intento entender sus palabras —podrás prepararlos mejor que yo, tú puedes dejar de trabajar para preparar todo —continúa ella— lo he calculado ya, y ya tengo todo preparado, lo he estado planeando desde tiempo atrás.
—Leonor ¿de qué hablas? El gobierno apenas ha aceptado eso hace un par de horas, aunque lo hagas no nos darán nada, en cambio si yo...
—Ya lo han hecho, ¿Recuerdas que te hable de la junta y la recolección de firmas? Pues a todas las que firmamos nos han cotizado los tiempos y autorizado las horas de sueño en caso de muerte. Tengo los papeles listos en el cajón de la cama, lo he planeado desde antes que tú.  Por favor entiéndelo, a partir de hoy mi trabajo vale más que el tuyo, entiéndelo. Elvira te ayudará con los trámites. Solo confía en mí
—Cariño ¿dónde estás? — pregunto apenas capaz de entender sus palabras
—Pronto lo sabrás, solo recuerda que te amo y que debes sacar a los niños de aquí antes de que el tiempo expire.
—Leonor, por favor dime... —le ruego, pero no termino la frase, lo último que escucho es el golpe seco contra el suelo antes de que la llamada se corte.


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