Alta Mar
En el azul, ya sea del techo luminoso que cada noche nos cubre o en la profundidad de nuevos mundos, nuestros cuerpos dejan de ser una carga, el alma vuela y se expande. Sus ondas crecen y alcanzan lugares fuera de los límites físicos, y nuestro único pensamiento, es la intimidad de nuestros labios, manos y cuerpos abrazados en nuestra soledad.
Ahí es justamente donde prometí amarte una eternidad o al menos hasta que el mar y el espacio se fundan en un azul de alta mar.
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