Un Incomprendido Tìo Ben || Capitulo 2 || Regalos
Aquella mañana cuando Benjamín
se dirigía a casa de su amiga para ir al cine como habían quedado decidió pasar
a la plaza para poder comprarle un libro a Anahí quien gustaba de leer
últimamente. Ella decía que antes de morir le gustaría al menos leer diez
novelas en su vida y aquella novela que llevaba entre las manos seria la numero
ocho de su lista. "El diario de una pasión" Aunque no lo admitiera
Ana era una fantástica de los finales tristes en las novelas. Y aquella novela
según le habían dicho tenia uno de los finales más trágicos y románticos que jamás
se habían escrito después de Romeo y Julieta.
La librería
de la plaza no tenía el libro cuando Ben pregunto por este. No fue hasta la
tercera librería que piso en donde encontró el libro. Después de conseguir el
libro pasó a una tienda de regalos para que le envolvieran el regalo. A Ben
siempre le ha parecido buena idea envolver los presentes, porque así tenía uno
la oportunidad de ver la cara de sorpresa que las personas ponen al recibir un
obsequio. Además de que cuando Anahí se sorprende siempre ponía una cara muy
graciosa, levantaba las cejas delineadas, abría los ojos como
platos, alargaba la cara y pondría los labios en forma de O para luego taparlos
con las manos y a continuación empezaba a dar saltitos de emoción y mover los
brazos como si tratase de volar y gritaría, oh, claro que gritaría. Anahí
siempre gritaba cuando se emocionada. Luego saltaba y lo abrazaba tan fuerte
como sus brazos le permitieran mientras le decía "Te quiero, de quiero, eres el mejor"
Eso es lo
que le gustaba a Benjamín cuando daba un regalo por que dar un regalo siempre
debe de incluir un te quiero.
—El rosa está
bien—Le dijo el jugador a la señorita de la tienda cuando le pregunto qué color
de moño quería que le pusieran al regalo. Cuando termino pensó en que tal vez
podría comprar los boletos del cine antes de ir por su amiga a su casa.
Seguramente Anahí se fastidiarla de
tener que esperar en la fila mientras compraba las entradas. Así que así lo
hizo. La película que verían era "
V de venganza" aquella vez era el turno de Benjamín de elegir la película
ya que la última vez que habían ido al cine durante ese año Anahí le habían
jugado una gran broma al engañarlo para ver "Secreto en la Montaña" y
Ben no la había pasado demasiado bien aquella ocasión.
La función
que eligió fue la de las 6:40 pm, así que tenía tiempo de sobra para pasar el
día entero con su mejor amiga y contarle sobre la gran noticia que estaba
esperando decirle desde el miércoles pasado cuando a él se la habían dado.
Seguramente Ana se pondría tan contenta como él lo hizo cuando se enteró de que
entraría a las grandes ligas del fútbol mexicano debutando a inicios de la
liguilla. El estaría con los grandes en unos meses.
El chico
subió al auto y coloco el libro en el asiento del copiloto, puso en marcha el
auto de su padre y se puso en marcha a casa de su amiga. La ruta no era tan
complicada pero era sábado a mediodía y
aunque estaban en pleno invierno ya el calor le calaba la piel descubierta, el
volante quemaba en las manos del chico que se vio obligado a usar un trapo para
evitar quemarse las manos.
Coloco la
radio y escucho un par de canciones nuevas. Aquellos momentos, mientras
conducía eran los que le servían para mantenerse al día con la música nueva que
salía casa semana en el Top de los 40 principales.
El conteo
llego a penas al lugar 27 cuando aparcó el auto frente a la casa de Anahí.
Rustica, con un azulejo rocoso de fachada y el zaguán azabache que tanto le
irritaba. Afuera en la calle estaba Jerga la gata negra de ojos verdes de la
chica.
Ana le
había puesto aquel nombre porque siempre, a cualquier hora del día, excepto en
el momento en que la gata se disponía a comer de su plago de croquetas, se le
podía encontrar ahí mismo, acostada en la entrada de la casa.
Benjamín salió
del auto con el regalo y las entradas en la mano. Toco el timbre y espero unos
segundos para que le abrieran la puerta. La madre de Anahí fue la que le
recibió amablemente invitándolo de inmediato a entrar a la casa mientras que su
amiga terminaba de prepararse para salir.
—Oh Ben me
alegra mucho verte, ¡Mírate! Que guapo te vez.
—Gracias
señora, hago lo que puedo.
— ¿Lo que
puedes? ¡Qué va! —dijo la señora mientras invitaba al chico a tomar asiento en
la sala color salmo que tanta gracia le daba a Ben — Anahí estará lista en unos
minutos, no sabes cómo te agradezco este tipo de detalles que has tenido con mi
hija, ya sabes que después de todo lo que hemos vivido desde...—La mujer hizo
una pausa, aquello le hizo a Ben reaccionar, la madre de Ana era una mujer muy
dulce a la que aún le costaba aceptar que su hija sufría aquella enfermedad
—No se
preocupe señora, no es ninguna molestia para mí —se apresuró el chico a
contestar para evitar que la señora rompiera en llanto, cada vez que la madre
de su amiga trataba de hablar sobre el cáncer de su hija inevitablemente las
lágrimas salían sin poder frenarlas — Anahí es mi mejor amiga, y le aseguro que
no permitiré que nada le pase mientras este conmigo. Yo le debo más a ella de
lo que se puede imaginar.
Hubo un
silencio donde solo se pudo escuchar la televisión en la parte de arriba de la
casa y los sollozos de la mujer
—Gracias
Ben. — La mujer respiro hondo y se disculpó por unos segundos en los que dejo
al chico en la sala y se dirigió a la cocina —te traeré un vaso con agua.
Benjamín se
quedó solo en la sala color salmón y miro a su alrededor. Infinidad de veces
había estado en el mismo lugar pero en aquel momento se permitió observar con
atención la estancia. En las paredes tres cuadros, en uno se podía ver a su
amiga vestida de quinceañera, de vestido violeta y antifaz con un fondo natural
y verdoso que contrataba seriamente con el vestido y en otro la conocida y afamada pintura "noche
estrellada" de Vicente Van gogh.
Aquella
pintura siempre la había fascinado a Anahí que ella misma había hecho su
versión de la pintura usando colores más vivos
que componían al tercer cuadro de la estancia.
A Ben siempre le pareció que
aquella puntura podría superar a la original pero jamás se lo dijo a su amiga
pues le gustaba ver como ella arrugaba la nariz cuando él le decía que su
pintura bien pudo haberla hecho un niño de Kinder.
También vio
las fotografías de la infancia de la chica en la mesilla de centro. Había solo
dos, y en ambas estaba ella y su madre y lo que Benjamín suponía debería de ser
el padre de Anahí. Aunque este no tuviera rostro por que la chica le había
arrancado la cabeza al sujeto y a modo de suplente coloco caritas felices. Eso
le gustaba. Le gustaba el modo en que Ana había logrado superar el hecho de que
su padre se fuese con otra mujer.
Benjamín
— ¡Body!
—Grita Anahí al verme, giro mi cuerpo hacia ella, ella baja las escaleras a una
velocidad que me cuesta creer por ese segundo que está enferma, que el cáncer está
acabando con ella.
De pronto me veo forzado a tensar todos mis músculos en espera del impacto de
mi mejor amiga contra mí, ella salta encima de mí y yo la tomo por las piernas
para sostenerla y no caer en el sillón. Ella me rodea el cuello con los
brazos y me abraza por un momento todo se detiene, siento su respirar en mi
hombro y como su pecho se infla al ritmo de cada respirar.
Nos quedamos así un par de segundos hasta que la madre de Anahí me trae el vaso
con agua que muy amablemente me ofreció. Ella ni dice nada al vernos así. Al
contrario parece satisfecha de saber que su hija me tiene a su lado, pero yo
soy el afortunado al tener a Ana a mi lado.
Con cuidado
bajo a mi amiga para poder darle sus regalos.
—No debiste traerme nada de esto Body, enserio.
—¿Y ser un patán? Vamos te lo dije, esos días ya quedaron atrás, estoy
reformado, te juro que no amenace a ningún nerd ni hice apuestas, son regalos
legales, te lo mereces—Anahí sonríe, su sonrisa es blanca y perfecta. Me
encanta verla sonreír porque su sonrisa es tímida y coqueta. Ella se recoge el
pelo de la mejilla llevándolo hacia detrás de su oreja, luego cierra los ojos y
se lo que viene ahora, ella tiende sus manos al frente como niña pequeña y yo
me permito sonreír, luego tomo los regalos y se los pongo en sus palmas
ahuecadas, la madre de Ana, me guiña el ojo y me dice en voz muy baja "Le
va a encantar" aunque sé que es así me encojo de hombros y le hago una
señal de guardar silencio, ella ríe, también posee una sonrisa perfecta.
Anahí abre los ojos poco a poco y ve el libro envuelto en papel de regalo rosa
que de inmediato termino rompiendo y al leer las primeras letras del título,
hizo ese gesto que me encanta, sus labios en O, sus saltitos no tardaron en
llegar pero esta vez fueron un poco menos, ya cada vez eran menos pues
eso le cansaba, y esta vez también, así que cuando termino me apresure a
tomarla del brazo y ayudarla a tomar asiento en el sofá, ella se agito un poco,
su madre también se acercó a nosotros para ver a su hija, Anahí no se quejó en ningún
momento, seguía contenta y eso era bueno, el cáncer aun no le arruinaba su
felicidad.
—Te quiero Body —Me dice con el último aliento agitado, luego toma el libro y
lo abraza contra su pecho.
Yo sonrió,
le tomo la mano y la llevo a mi pecho, justo donde está mi corazón.
—Yo también te quiero.
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