Nunca Jamás. || Un Incomprendido Tìo Ben
— ¡Más
rápido! ¡Más rápido! ¡Hasta el fondo! —gritaba la chica mientras brincaba en la
cama junto Benjamín quien le acompañaba en su travesura. Ambos sólo llevaban
puesta la ropa interior. - ¡Oh sí! ¡Si! ¡Dios! ¡No pares!
Ana, la
chica que salta gimiendo y gritando a todo pulmón para que los demás chicos de
la preparatoria, que estuvieran tras la puerta con la oreja pegada a ella
creyeran que entre ambos chicos se está llevando a cabo el sexo más placentero
y excitante de la historia.
— ¡Ben,
pero que bestia! ¡No pares!
Siguió
gritando entre unas cuantas risas. La cama a sus pies rechinaba, lo cual
ayudaba a la ilusión que ambos estaban creando.
El chico
por su parte soltaba uno que otro gemido para hacer más realista la mentira.
Bajo la puerta del cuarto se
notaban unas cuantas sombras de los curiosos. A decir verdad eso les pareció
estupendo. Significaba que sin importar lo alto de la música estaban logrando
hacer historia. Una historia, claro, a base de mentiras.
Benjamín y
Anahí eran la pareja predilecta para toda la preparatoria. El, el chico más
popular y la estrella del fútbol. Ella la simpática chica buenaza con la que
todos los puertos urgidos querían acostarse. Ambos habían sido seleccionados
por el periódico escolar como la pareja perfecta.
Benjamín y
Ana.
Aunque
claro entre ellos dos lo único que existía era una gran amistad.
Ana era
lesbiana y Ben estaba enamorado de un amor imposible.
Pero para
satisfacer a todos sus seguidores decidieron subir el tono de su falsa
relación.
Días
previos a aquella noche ambos decidieron montar aquella farsa.
Benjamín gimió por última vez
fingiendo un total éxtasis en el coito falso. Y se lanzó a la cama al mismo
tiempo que Ana lo hacía. Los dos rieron entre dientes, agotados por saltar en
la cama.
—¡Eso ha
sido sensacional! ¡Dios! ¡Jamás me había entrado una tan grande!
Siguió
girando su amiga, entre risas.
Cruzaron
miraras de complicidad antes de empezar a hablar en susurros.
—Para ser
lesbiana saber muy bien como fingir un orgasmo.
—Idiota,
entre mujeres también podemos llegar al orgasmo. No necesitamos un pene para
ello. Hay consoladores ¿sabes?
—Si claro
pero es mejor uno de verdad ¿no crees?
—No son tan
grandes y duraderos.
Ambos
rieron.
—Eso lo
dices porque jamás te has acostado conmigo.
—Lo acabo
de hacer si no te diste cuenta.
—Deberíamos
de probar alguna vez, ya sabes cómo amigos
—Claro, por
supuesto, que te parece si lo hacemos la próxima semana.
—No puedo,
tengo entrenamiento.
—Ósea que
el sexo es menos importante que el entrenamiento.
—Depende de
la tentación.
— ¿Y si
fuera Lucy?
Ben se
queda callado de inmediato. No por el hecho de estar pensando en la respuesta
sino porque estaba pensando en su media hermana. Lucy y él a diferencia de
muchos medios hermanos se llevaban de maravilla, pero él sentía algo más por
ella. Algo que no había sentido por ninguna chica antes.
Pensar en
ella no era pensar solo en sexo. Para ello tenía un historial extenso de
conquistas. Sexo de una noche la mayoría de las veces, algunas otras relaciones
esporádicas. Pero ninguna de ellas lograba que el chico dejara de pensar en
Lucy.
— ¿Aún la
amas?- preguntó nuevamente su mejor amiga.
— ¿Amarla?
—Sí, ¿Aún
la amas? ¿Aún esperas a que se dé cuenta de qué harías cualquier cosa por ella?
¿Después de todos estos años?
—No lo sé,
supongo que sí.
— ¿Supones?
¿Cómo es eso?
—No lo sé,
es como si después de todo, ella fuera lo único que importa.
— ¿Después
de que?
—Después
de... -no supo que más decir.
—Ben, soy
tu mejor amiga y como tu mejor amiga, con la que, dicho sea de paso, te has
acostado esta noche, pienso que deberías olvidarla. Es decir, no creo que ella
se dé cuenta de lo que sientes. Llevas años tras de ella. Ya es tiempo de
dejarla ir
—Que fácil
suena eso.
—Es más
fácil de lo que te imaginas.
—Lo dice la
chica que ha regresado con su novia más de cinco veces en un año.
—Eso es
diferente Ben, no hay muchas lesbianas allá fuera.
—Las
suficientes para trio supongo.
— ¿Eso es
una petición entre líneas?
—Quizás. Nunca
lo he hecho con dos lesbianas.
—Idiota—-Sentencio la chica
dándole un manotazo en el pecho desnudo al chico. Ambos amigos se habían
recostado juntos. Ben había pasado su brazo por la espalda de Ana mientras esta
lo abrazaba y reposaba su cabeza en el pecho del chico. Ella podía sentir la respiración
tranquila de Ben—No trates de cambiar el tema.
—No lo
hago.
—Prométeme
algo Body -Body, así lo llamaba de
cariño.
—Claro.
—Prométeme
que trataras de olvidarla.
Ben la
voltio a ver y cruzo la miradas con ella. Los ojos negros de Ana junto con la
pálida piel y los labios color carmesí le hicieron pensar que si volviera a
nacer le gustaría enamorarse de ella y no de Lucy.
—Lo
intentare — le prometió dándole un beso en la frente.
—Y
prometerme que no me olvidarás. Nunca.
—No lo haré
Anahí. Nunca.
—Ni
siquiera cuando ya no esté aquí.
—Ni siquiera
entonces.
—Porque si
lo haces, vendré a cortarte el pene.
Ben abrazo
nuevamente a Anahí. Pero ahora con más fuerzas. Dentro de el una parte de su
ser se estaba estremeciendo. Ana, su mejor amiga estaba muriendo y se negaba a
vivir el resto de su vida en un hospital esperando a que las quimioterapias le
alargaran la vida un poco más.
—Nunca jamás.
— ¿Cómo
Peter Pan?
—Wendy
olvido a Pan, pero pan no la olvido a ella.
—Entonces
me olvidarás...
—Aquí no
hay ninguna Wendy, solo Pan.
—Lo dices porque
me gustan las chicas.
—Lo digo porque
jamás te olvidare.
Hubo un
pequeño silencio entre ambos.
— ¿Nunca
jamás?
—Nunca
jamás.
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