HISTORIAS

Sobre mi

 

 





Hola, soy Fernando Ramírez (Ferez). Soy licenciado en la carrera de Ciencias de la Comunicación, aficionado a la fotografía, he sido locutor de radio por internet y guionista para varios proyectos. Desde hace más de una década escribo novelas y relatos. Te invito a leer algunos de ellos aquí en el blog. ¡Espero te agraden! 

Reel

AVISO

¿Y las demás historias?

No entres en pánico. Tus historias favoritas están siendo corregidas y actualizadas. Pero no te preocupes, estoy tratando de ser lo mas rápido posible para que puedas disfrutar de ellas en breve.

Es por esa razón que he estado subiendo nuevas historias, quitando otras para corregir, subiendo relatos e innovando portadas de las historias.

Te invito a leer lo nuevo que se esta subiendo y compartir o comentar las entradas.

EXILIO || CAPITULO 3



Capítulo 3

 

Ha pasado una semana desde que mi padre no ha llegado a cenar y la casa está llena de recuerdos de él. Mi madre no ha dejado de llorar cada noche. En el refrigerador, aún hay varios guisados que mis tíos y tías nos han traído. Mamá viste de luto ahora, ha teñido todas sus prendas a negro, ahora parece un retrato viviente. La casa está sola sin las risas de mi padre cada noche cuando llegaba contándonos alguna anécdota de la oficina. Siempre tenía algo que contar. Mi padre era un narrador innato. Ahora ya no es nada. Solo un recuerdo.

Supongo que todos nos convertiremos en un recuerdo algún día. Yo no quiero convertirme en un recuerdo. Tengo una teoría, si no estás para nadie, nadie te recordará. Es simple, muy simple pero imposible. Todo el mundo está para alguien. Indirectamente o directamente, desde que llegamos al mundo interactuamos y nos comunicamos con personas, e inconscientemente formamos lazos. Lazos intangibles pero dolorosos.

Como el lazo de Rico con papá, el de papá con mamá, el de papá y mis tíos, el de papá conmigo.

Necesito escapar, huir, alejarme de todo y dejar de pensar en él. Pensar en él me duele. Me duele porque aún no llega a cenar. Lo único que tengo que hacer para dejar de pensar en mi padre es conducir, conducir lo más lejos que pueda, hasta los confines de este mundo, lejos de aquí, de los recuerdos, lejos de los llantos, lejos de él.

Solo hay un problema. No tengo auto. El único auto que teníamos se fue a estrellar dejándome sin padre y sin escape Que mierda.

Rico me mira, o al menos eso intenta cuando me siento a su lado. Usualmente me saltaría encima, pero está demasiado deprimido para hacerlo y yo no estoy de ánimos para juegos bobos. El can solo se limita a acercarse lentamente y colocar su cabeza encima de mi pierna. Siento como respira con lentitud. Odiaría perderlo a él también. Le acaricio la cabeza por largo rato hasta que decido sacarlo a correr conmigo. Ambos necesitamos escapar de esto.

La primera canción que aparece en mí Mp3 es Human de The Killers, nada más perfecto en este momento.

El parque no está lejos de casa, solo nos llevar un par de minutos llegar hasta el, Rico parece conocer a la perfección la ruta mientras yo apenas sé cómo llegar. Es extraño, Rico y yo corriendo. Escapando.

¿Mi padre corría para escapar?

— ¡No! — Me digo en voz alta — No pienses, solo corre. ― Y corro.

Troto por un par de minutos, solo hasta que me encuentro tirado en el pasto tratando de recobrar el aliento. Pasarse toda la vida jugando videojuegos no te da la mejor condición física. Pero si buenos reflejos.

Rico jadea a mi lado, ambos hemos corrido demasiado, quizás mucho más de lo que podemos permitirnos. Necesitamos hidratarnos. Lo sé porque me empiezo a sentirme un poco mareado. ¿Dónde habrá una tienda? ¿Traje dinero? Reviso mis bolsillos en busca de unas monedas, lo único que encuentro es pelusa. No tengo dinero para comprar agua, así que debo de regresar a casa. Rico no puede deshidratarse más.

Nos ponemos de pie y caminamos por el parque de regreso a casa. Rico camina con lentitud, no debí forzarlo a seguirme el paso. Él ya está grande, y su promedio de vida es de diez a trece años. Está en el límite.

—Vamos, tú puedes. Te prometo que cuando regresemos a casa, te dejaré dormir en mi cama. Aguanta un poco más amigo.

Rico apresura el paso un poco más, al parecer la idea de dormir conmigo le agrada.

Tras de él voy, mirando a mi alrededor, para ser completamente sinceros, es la primera vez en mucho tiempo que salgo de cada para hacer algo más que un simple mandado.

El parque es concurrido, no solo por corredores más capaces que yo. O por niños jugando por aquí y por allá lejos de la supervisión atenta de un adulto. También ha chicas sexys por aquí.

Lo sé, no debería pensar en eso, pero es imposible no hacerlo cuando una de ellas viene tratando hacia mí. Al verla el corazón se me acelera, y un impulso casi primitivo de mantener la mirada fija en aquel escote me es casi imposible evitar. Esto me ruboriza e intento pensar en otra cosa, al menos quitarle la mirada de encima pero no logro hacer ni una u otra.

Cuando llega a unos cinco metros desacelera su trote, me sonríe mientras recupera el aliento. Sonrisa blanca de modelo, ojos marrones y cabello castaño en cola de caballo, lleva un millón morado y un top negro que le hace justicia, su piel morena parece de cobre con el sol y yo solo puedo pensar «Deja de mirarla, pensará que eres un pervertido»

—¿Es tu perro? —me pregunta, pero yo solo noto cómo sus labios me llaman en cámara lenta a algo más que una simple conversación.

—Si quiero — ¡Idiota! — digo, este, sí. Es mío

La chica me sonríe, luego se pasa ese mechón suelto que le estorba para atrás de su oreja con un delicado movimiento. Mientras lo hace se pone en cuclillas para acariciar a Rico

—Es un perro hermoso. ¿Quién es un perro hermoso?

—Le despeina un poco y luego me mira, pidiéndome una respuesta.

—Rico— digo al fin tragando saliva

— ¿Vienes muy seguido por aquí? — ahora se dirige a mi directamente, Rico, ya no es su centro de atención. Lo siento hermano.

—No mucho, la verdad es que no. —Respondo apenado, es decir, soy un spaghetti andando, evidentemente no hago ejercicio como todos los que viene por aquí. Incluyendo a mi padre, el sí que era dedicado a correr.

— Bueno. Si un día quieres una compañera de ruta, puedes llamarme — la morena me tiende la mano a modo de saludo mientras me sonríe, en una especie de ¿Coqueteo? — Soy Beatriz y este es mi número.

Bea me dice su número u yo no dudo en guardarlo. Luego sonríe nuevamente y empieza a correr de nuevo. Por mi parte, me plante salí a correr más seguido.

Al llegar a casa, mi madre me espera nuevamente, afligida y mi estómago se encoge como un acto reflejo. Noticias malas de nuevo, seguro.

¿Ahora quien ha muerto? ¿La abuela?

—Hugo... — su mirada se posa en mí — Necesitamos un empleo.

Noticias malas. Sin duda

—Lo sé — mi voz suena rara debido a la sed. Me dirijo a la cocina para beber un poco de agua — Él me lo dijo, antes.

— ¿Sabes porque lo hacía?

— ¿Para que sea un hombre de verdad? — Por alguna razón contesto en un tono molesto. Tal vez sea porque su recuerdo no me deja en paz.

—Puede ser...

Al salir de la cocina veo a mi madre dibujar círculos en la mesa con sus dedos. Está nerviosa, lo sé. Está pensando en algo, algo que la pone así.

— Hugo... —Empieza mi madre —Sabes que tu padre te amaba ¿verdad?

— Me ama, él aún lo hace, supongo.

—Suponer no siempre es la verdad Hugo —Silencio— Hijo —- me mira directamente, puedo sentir como sus ojos penetran en mi alma ― Necesitaremos un empleo.

— ¿Empleo? Seguro — De alguna forma lo sospechaba ya. El dinero que tenemos en estos momentos no durará siempre. Mi padre nos mantenía a ambos, ahora debemos de ver la forma para valernos por nosotros mismos. Sin él. Iniciar de nuevo.

Mi madre se sorprende al verme sin el menor rastro de negación.

—He estado buscando algunos en Internet...

—No, no busques. Yo buscaré empleo, tu no —Sentencio.

— ¡Machista de pacotilla! ¿Crees que tu madre no puede trabajar? — se exalta.

—Mamá, es hora de que sea un hombre de verdad. —Sentencio con toda la serenidad que puedo tener después de escuchar a mi madre decirme machista de pacotilla.

  Mi madre no dice nada, solo asiente con la cabeza, supongo que siempre espero oírme decir algo así. Sinceramente no lo haré por ellos, simplemente lo haré por qué estar en casa me recuerda a él.


 

Comentarios

Podcast

VIDEOCLIP THE SCRIPT - THE END WHERE I BEING

Stop Motion | Coyoacán

Kondo Pasion

Cortometraje Efecto Cuaron

Documental de lucha libre

Fotografia

Mi viaje a través de Escena 332ND y mi proyecto The Smoking Rock